La vida de Kodo Sawaki (1/3) - por Kosho Uchiyama
La Vida de Kodo Sawaki
por Kosho Uchiyama
1/3
Han pasado más de veinte años1 desde la muerte de
Kodo Sawaki, figura prominente en el mundo del Zen, activo entre los años
veinte y mediados de los sesenta. Aún hoy, se sigue sintiendo la inmensa
influencia que ejerció en nuestra sociedad. Y, sin embargo, nació en
condiciones increíblemente difíciles y pasó su infancia en la miseria.
Nació en 1880 en la prefectura de Mie. Japón estaba entonces
inmerso en un proceso de reforma política y los cimientos de la nueva nación
carecían de estabilidad. En estos tiempos inciertos, perdió a su madre a la
edad de cuatro años y, tres años después, su padre murió repentinamente. Los
cuatro hermanos y las tres hermanas que componian la unidad familiar se
dispersaron entre varias familias emparentadas o se colocaron como sirvientes.
Sawaki Roshi2, que en su infancia se llamaba Saikichi, se alojó con
un tío, que a su vez murió seis meses después. Luego, el niño fue adoptado por
Sawaki Bunkichi, quien oficialmente se ganaba la vida con el negocio de las
linternas de papel en la ciudad de Isshinden, pero de hecho era un jugador
profesional.
Aquí es donde Saikichi pasó sus cuatro años de escuela
primaria. Ingresó tarde en la escuela, solo para dejarla al llegar a sus doce
años. Trabajó como chico de los recados para sus padres adoptivos y se
familiarizó con el mundo del hampa vendiendo pasteles de arroz en las casas de
juego y cuidando las sandalias de los clientes. Un día vio morir en un burdel a
un hombre de unos cincuenta años, de un infarto durante su acto sexual con una
prostituta de dieciocho años, y al día siguiente escuchó los lamentos de su
viuda: “Incluso en la muerte no ha podido dejar de fastidiarme la vida; ¡y en
un lugar como este!
Así vemos que, desde su infancia, Saikichi había
experimentado lo que sucede detrás de las cortinas de nuestro complicado mundo.
Poco después de salir de la escuela primaria, estalló un sangriento conflicto
entre unos setenta bandidos por los límites de sus respectivos territorios. Esa
noche, el padre adoptivo de Saikichi recibió la ingrata tarea de establecer
contacto entre los gánsteres que huían. Temblando de miedo, no pudo llevar a
cabo su misión. Saikichi se ofreció como voluntario para tomar su lugar. En
medio de la noche, bajo la lluvia torrencial, cruzó el escenario de la cruenta
batalla y restableció el contacto con los bandidos que ya se encontraban a diez
kilómetros de distancia. Desde esa noche, su padre adoptivo comenzó a temerlo y
dejó de golpearlo.
Este es el entorno en el que Sawaki Roshi pasó sus años de
infancia, pero también tuvo la oportunidad de conocer a otros modelos. Estaba
la familia Morita, que vivía de cabos de velas en un patio trasero en ruinas.
El padre encolaba pergaminos de caligrafía y los hijos estudiaban pintura
tradicional japonesa. Saikichi se sintió atraído por esta familia, cuya vida
tenía algo muy puro a pesar de su miseria.
Adquirió la costumbre de visitar a los Moritas. Estudió
historia y literatura china antigua y japonesa con el padre de familia. Pero
también aprendió de su contacto que hay cosas más importantes en la vida que el
dinero, el éxito y la fama. Más tarde, Sawaki Roshi dijo que fue de estos
contactos que nació el capullo que, al florecer, haría fructífera su vida.
Al salir de la escuela primaria, Saikichi se hizo cargo del
negocio de las linternas de papel, cuyas ganancias utilizó para mantener a sus
padres adoptivos y alimentar su estilo de vida hedonista (su madre adoptiva era
una ex prostituta). Al mismo tiempo, poco a poco comenzó a abrir los ojos a su
propia vida y a preguntarse si valía la pena vivir así, con la única
perspectiva de casarse y mantener a una esposa e hijos. En resumen, estaba
confundido, pero su mente claramente anhelaba la Vía.
En su primera fuga, Saikichi aterrizó en Osaka, en la casa de un conocido. Pero esta fuga se vio truncada cuando sus padres adoptivos lo recuperaron. La próxima vez estaba decidido a correr tan lejos que nadie pudiera atraparlo.
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1. El Maestro Uchiyama escribió este texto en 1986 con motivo de la publicación de la primera edición japonesa de "A ti"
2. Roshi (Jap.) literalmente "venerable" o "anciano", esta es una interpelación respetuosa y no un título o grado.
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Traducción: Ángel Hosshin Donoso.