Los Tres Pilares del Zen (II)

La respiración.
El mugido silencioso.

Durante zazen la respiración juega un papel primordial. Es tranquila, imperceptible y estable con ritmo lento y potente pero natural. La respiración es larga y profunda. La inspiración surge naturalmente. Es más corta que la espiración.

Durante zazen el ritmo respiratorio y el ritmo cardíaco se reducen; la sangre y los órganos internos están mejor oxigenados. Esta aspiración, que ejerce un empuje hacia abajo sobre toda la masa abdominal, provoca un masaje interno y desarrolla una gran energía a nivel de la cintura, de los riñones y de las cadera. El que practica zazen luego puede mantener esta respiración durante la vida cotidiana ya que el cuerpo termina por adoptarla inconscientemente. Los Maestros comparan a menudo la respiración Zen con el mugido de una vaca o con la espiración de un niño que grita al nacer. La inspiración corta y la espiración larga y potente son signo de fuerza y vitalidad. Si la respiración en buena todo en la vida se vuelve fácil. Y como el cuerpo y el espíritu están unidos, una respiración profunda barre las complicaciones de la mente.


Tomado de: https://www.seikyuji.org/

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