Trampas y Promesas de la Vía, por Gérard Chinrei Pilet (08/..)

TRAMPAS Y PROMESAS DE LA VÍA

Por Gérard Chinrei Pilet, maestro zen

CAPÍTULO III

A PROPOSITO DE ALGUNAS CONFUSIONES PERJUDICIALES

Se dice a veces que en la Vía, una desviación del grosor de un cabello aleja mil leguas. Esto es particularmente cierto en nociones que en apariencia se parecen y que en realidad están muy alejadas. Si no estamos atentos, creemos realizar con toda sinceridad tal o cual aspecto de la Vía, mientras que en realidad estamos en una falsificación de este aspecto.

Indiferencia y ecuanimidad
 
Tomemos como primer ejemplo la práctica de "dejar pasar". Conocemos su importancia en la tradición zen. Durante la meditación -zazen- el practicante deja pasar todo lo que aparece en su conciencia sin alimentarlo ni huir de ello.

Esta práctica de dejar pasar, tan preciosa cuando se realiza de forma justa, puede derivar insidiosamente -sobre todo fuera del dojo- en un rechazo de ver o sentir. Dejar pasar ya no significa acoger sobre un fondo de ecuanimidad todo lo que se presente dejándolo desplegarse, sino apartarse de lo sentido.

Según la problemática de cada uno y según el tipo de vía practicada la  naturaleza de lo sentido, de la que uno se escapa puede ser diferente. Así en una vía como el zen, en la que la atención al cuerpo está justamente valorada, puede ser intensa la tentación de concentarse en en lo que se siente corporalmente para negar los sentimientos emocionales. Todavía da más pena porque el practicante de zazen está en condiciones ideales de dejar pasar los contenidos emocionales sin ser arrastrado por ellos. A lo largo de años de práctica, este tipo de deríva puede reforzarse o desembocar en la indiferencia que tomará equivocadamente por esta ecuanimidad cuya importancia es alabada por todos los maestros. Ésta, en efecto, consiste en conservar la igualdad de espíritu en el seno de toda experiencia mientras que la indiferencia es un repliegue sobre uno mismo y una insensibilidad, basadas en el miedo a sentir, en el miedo a la emoción que llamamos "negativa".

Así como la ecuanimidad dispone al corazón para acoger cualquier cosa, -placer o sufrimiento, alegría y tristeza...- la indiferencia endurece el corazón y nos repliega, desarrollando la separación con uno mismo, con los otros y con la vida. Nos amurallamos , nos encerramos y vivimos la espiritualidad inconscientemente como un escudarnos, en lugar de ser una apertura al proceso de la vida en su totalidad.

Por lo tanto, es más fácil caer en esta trampa ya que la educación recibida, nos hace creer fácilmente que nos hacemos fuertes negando nuestros sentimientos y atrincherándonos detrás de lo que llamaríamos fuerza de carácter que de hecho no es más que un caparazón.

Es importante tomar conciencia de la ley según la que cuanto más creemos en algo y más rechazamos su contrario, más energía encerrará la sombra así rechazada y se volverá poderosa.

En un momento o en otro no podrá evitar manifestarse y lo hará creando de paso shocks que pueden tomar formas como la ruptura inmediata con la Vía o un creciente malestar o la necesidad de compensaciones como la droga o el alcohol o bien compartimentos estancos entre práctica de la Vía y vida cotidiana, entre actitudes durante la práctica y fuera de esta.

Por el contrario, si nos abrimos a la realidad de nuestros sentimientos y de las situaciones de la vida, la práctica nos enseñará como vivirlos en plena consciencia, lucidez y ecuanimidad.


Continuará...

Gerard Chinrei Pilet
Trampas y Promesas de la Vía.
Articulos y Conferencias de Gerard Chinrei Pilet
Asociación Zen Internacional, fundada por el Maestro Taisen Deshimaru - Dojo zen de París.

Traducción del Dojozen Genjo de Pamplona/Iruña  

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