¿Nuestra practica es japonesa?

ROLAND YUNO RECH, Mondo - lunes 3 de mayo de 2004

Pregunta- La ultima vez, en la conferencia, hablabas de la universalidad de nuestra práctica. Nuestra práctica, el zen, es una escuela particular que viene de Japón. Para mí, el hecho de que sea budista, pero sobre todo japonesa, tiene un significado particular. ¿Es importante que sea zen, o bien podríamos  pertenecer a cualquier otra escuela budísta? ¿Tiene relevancia el peso de la tradición?

Roland Yuno Rech- La práctica del zen alcanza profundamente lo más universal que hay en el ser humano, ya que es justamente concentrarse en lo más universal que hay. Pero no podemos hacerlo más que desde nuestra posición, y a partir de una práctica que se inscriba en una tradición y en un linaje particular. No es posible acceder directamente a lo universal. Hay que pasar por la concentración en cierta forma, en algo particular. Practicamos con nuestro cuerpo, practicamos con nuestra mente, que son una mente y un cuerpo particulares. Practicamos con formas particulares, con una manera de cantar, con un ritual.

Aquello a lo que se apunta a partir de esta concentración está más alla de las particularidades pero, no obstante, necesitamos de esas particularidades para acceder a lo universal. A partir de esta concentración en lo que más nos particulariza (nuestras dificultades, la aparición de nuestros pensamientos), realizamos una intimidad con nosotros mismos y podemos ver que, en realidad, carece de sustancia. Es una forma sin sustancia fija. A partir del fenómeno, se puede acceder a la vacuidad. A partir de lo particular, se puede realizar lo universal.

Actualmente, algunos hacen una amalgama de diferentes prácticas, de diferentes tradiciones, pensando tener así un espíritu universal. Se toma un poco de cristianismo, de budismo, de yoga, un poco de esto, un poco de aquello. Así, se hace algo muy particular y se va a la inversa de lo universal. Al contrario, si uno se concentra en una forma, ya sea el budismo tibetano o bien el budismo zen de la tradición Soto u otro, y si se adentra uno profundamente en esa tradición, con la forma en que ha sido transmitida, entonces uno no se ve apresado por esa forma ni por lo que se ha enseñado tradicionalmente.

El zen es una práctica transmitida desde India a China, y luego a Japón. La forma que hemos recibido es es la forma japonesa. Cuando prectico zazen con la forma transmitida por el maestro Deshimaru, que ciertamente era japonesa, ni por un instante se me ocurre que el zen sea japonés. Por otro lado, ni siquiera pienso que practico el zen. Cuando uno está verdaderamente concentrado en la práctica de zazen, o haciendo gasshosampai, o cantando el Hannya Shingyo, siendo totalmente uno con esa práctica, no hay consciencia de estar haciendo algo particular sino que, al contrario, hay un abandono, un desprenderse del ego particular. Es muy importante no apegarse a la forma.

Es un punto fundamental. Por ejemplo, Buda enseño los preceptos, la ética, la moral (no matar, no robar, no mentir, etc.), promulgó reglas para la Sangha y, simultaneamente, enseño que el apego a los preceptos y a las reglas era un obstaculo para el despertar.

El maestro Dogen introdujo en Japón una práctica muy particular de China: la práctica de Shikantaza, sólo sentarse. Es una forma particular de meditación que es sin ningún objeto, que es la quintaesencia del zen. Y, al mismo tiempo, decía: ""Lo que enseño no es el zen. Quienes hablan del zen, quienes se apegan a la expresión "zen", quienes dicen "Somos de la escuela zen", son demonios"". Dogen, fundador del Soto Zen japonés, no quería oir hablar del apego al zen.

Puede parecernos parádojico, pero es en verdad fundamental. Una vez más: uno debe concentrarse en una práctica, en una tradición, para ir más allá de las particularidades de esa práctica y de esa tradición. Hay que comprender eso.

Tomado de: Gyobutsuji nº 9- La introspección silenciosa y otros kusenes.

Publicación del Dojozen Genjo de Pamplona/Iruña


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