Kalama sutra - ¿Cual es el origen de nuestros sufrimientos?
¿Cuál es el origen de nuestros sufrimientos?
Para la mayor parte de nosotros, el punto de partida de la vía es el mismo que el de Buda. No estamos satisfechos de nuestra vida, sufrimos y deseamos poner fin a ese sufrimiento. La pregunta que se plantea es: ¿Cuál es el origen del sufrimiento?
Sobre este aspecto, hay un mondo muy famoso entre Buda y un asceta llamado Kashyapa muy interesante.
Kashyapa preguntó: “¿El sufrimiento del individuo es creado por él mismo?”
Buda respondió: “No es así como se produce.”
Esta respuesta es muy interesante pues en general, nosotros somos responsables de nuestra vida, nosotros somos los autores de nuestro karma y Buda responde: “No”
Kashyapa le dice: “En ese caso, ¿es otro el que crea el sufrimiento de un individuo?
En nuestra educación judeo-cristiana, tenemos la explicación del pecado original, esto quiere decir que sufrimos a causa de la falta de algún otro. La respuesta es: “No es así como se produce.”
Kashyapa pregunta: “En ese caso, ¿el sufrimiento del individuo aparece
por azar?
- ¿Existe o no existe ese sufrimiento?
- Sí, el sufrimiento existe.
- Entonces, ¿cómo se produce ese sufrimiento?
A causa de esto aparecen las seis esferas sensoriales: los ojos, las orejas, la nariz, la lengua, el cuerpo, el pensamiento. A través de estas seis facultades, se producen los contactos con los objetos de los sentidos. A través de estos contactos percibimos emociones. A causa de esas sensaciones sentimos deseos. A causa de los deseos queremos asir el objeto, pero esa producción de deseo provoca el proceso del futuro, provoca un nuevo nacimiento. Y el nuevo nacimiento provoca la vejez, la muerte y el sufrimiento. Así se produce el sufrimiento, es un proceso continuo.
Cuando practicamos zazen, cuando practicamos la vía, la observación de uno mismo, observamos el encadenamiento de las causas y los efectos. En todo este proceso no hay sustancia, no hay nada fijo, no hay un autor eterno. Si hacemos realidad esto, podemos abandonar el apego a nuestro ego, dejar de identificarnos con esas formaciones mentales.
Es lo que el Maestro Dogen llamaba shin jin datsu raku. Abandonar el apego, cuerpo y mente en la misma práctica de zazen. No apegarse a las propias producciones mentales. Así puede producirse la liberación. Tomar conciencia de esto es la cesación de la ignorancia. Es lo que llamamos estudiarse a sí mismo, que no es sólo comprender el propio ego, es comprender el proceso en el que estamos comprometidos y permitir así que ese encadenamiento de venga abajo y se produzca la cesación completa del sufrimiento.