Kalama Sutra (5) - Roland Yuno Rech.

Nada constituye un sí mismo 

Durante zazen, cuando volvemos la atención hacia el interior, podemos observar nuestro propio cuerpo, nuestras emociones. A veces nos sentimos bien, es agradable, a veces el cuerpo está dolorido. El cuerpo se transforma sin cesar. Igual que las sensaciones. Algunos tienen tendencia a pensar que el corazón es el sí, otros piensan que reside en el cerebro, pero cuando nos concentramos en nuestro cuerpo, no hay ninguna parte del mismo que podamos considerar como el sí mismo.

A propósito de esto, Buda se dirigió a sus primeros discípulos diciendo: “El cuerpo no es el sí; si lo fuera, no sería objeto de enfermedades, podríamos domesticarlo completamente” Sin embargo, con todo el progreso de la medicina, es totalmente imposible dominar completamente nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo está más allá de nuestro control y no nos pertenece realmente. Esta en relación con todo el universo pasado y presente. Intervienen muchas causas, actuando sobre nuestro cuerpo, no podemos considerarlo separado del cosmos entero, es tan sólo un elemento entre otros.

Todo es impermanente y nada constituye un sí. Incluso las sensaciones cambian constantemente: amamos o no amamos una u otra cosa. Igualmente las sensaciones están fuera de nuestro control. El dolor está ahí y es muy difícil hacerlo desaparecer, aceptarlo, desdramatizar, no podemos controlarlo completamente pues las sensaciones no son nuestro sí. Si siquiera las sensaciones de placer duran.

A través de los órganos de los sentidos se producen todo tipo de percepciones, esas percepciones dependen de la interdependencia con los objetos que encontramos. No hay pues ninguna sustancia fija, ningún sí en las percepciones.

A veces pensamos que el sí reside en la voluntad, pero la voluntad y el deseo cambian igualmente. En fin, somos conscientes de todo eso pero la consciencia no está separada del cuerpo, de las sensaciones, de las percepciones. La consciencia es siempre consciencia de algo. Nuestra consciencia en sí misma no constituye un sí

Todos los elementos que constituyen nuestra personalidad son completamente impermanentes, interdependientes de todo el cosmos, más allá de nuestro control, están sujetos a la enfermedad, a la vejez y a la muerte. Así, no hay nada semejante a un sí al que agarrarnos. Esto no quiere decir que no existamos pero no existimos más que en un proceso de interdependencia.

Hacer realidad esto íntimamente es el corazón de la práctica de zazen, es la esencia de la práctica de zazen, la esencia del despertar de Buda. Es lo que llamamos armonizarse con el orden cósmico, aceptar completamente esta realidad tal cual es, armonizarse con, abandonando nuestro egoísmo, nuestra avidez, nuestros odios, practicando plenamente nuestra interdependencia con los otros. No hacer diferencia entre uno mismo y los otros permite ser feliz con respecto a uno mismo y con respecto a los otros, esforzarse por aliviar sus sufrimientos tanto como los nuestros, alegrarse de su felicidad como de la nuestra.

Esta manera de vivir es la manera de vivir del bodhisattva, el secreto de una vida feliz libre de los venenos para uno mismo y para los otros.

Roland Yuno Rech.

Kalama Sutra - Sesshin de Aachen (Alemania), 3 al 5 de diciembre de 1990



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