Kusen de Étienne Zeisler sobre el "Tenzo Kyokun" del Maestro Dogen [19/..]
KUSEN
(enseñanza oral durante zazen)
"TENZO KYOKUN"
del
Maestro DOGEN
Comentarios de Ètienne Zeisler
[19/..]
30 de septiembre 1986. (07:30 h)
Dogen dice: “Las historias como las que he explicado, de Issan y Tozan, han sido perpetuadas a través de los tiempos. Además, los monjes que ocupaban la función de tenzo, y que he encontrado en los monasterios de Tendo, con los cuales he hablado, me han hecho comprender que por todos estos ejemplos podemos realizar la esencia de las palabras y de la práctica. Trabajar como tenzo es la práctica incomparable de los budas. Los responsables de la sangha, deben también tener la misma actitud.”
En el Zennen Shingi, está escrito: “Preparad cada comida con un cuidado meticuloso, estad seguros de poner lo suficiente, y no seáis negligentes en lo que concierne a las cuatro ofrendas: la comida, el vestido, el alojamiento y las atenciones. El Buda Shakyamuni habría debido vivir cien años, pero murió a los ochenta, ofreciendo veinte años de su vida a sus discípulos y sus descendientes. Nosotros, hoy no vivimos más que por el favor de este mérito. No es más que recibiendo uno solo de los rayos de la luz del gyaku byoku que podemos realizar estos méritos.”
El Zennen Shingi continua: “No debeis pensar en otra cosa que en servir a la sangha, sin tener miedo de la pobreza. Así, durante el largo tiempo que vuestro espíritu no esté limitado, os beneficiareis naturalmente de los meritos ilimitados. Preparando la comida es muy importante no refunfuñar sobre la calidad de los ingredientes, sino más bien cultivar un espíritu que vea y respete cada cosa por lo que ella es. Acordaros de la historia de la vieja mujer que obtuvo meritos infinitos en sus vidas futuras, ofreciendo a Shakyamuni agua que acababa de utilizar para aclarar el arroz. O bien reflexionad en el último acto del rey Asoka que sobre su lecho de muerte ofreció con alegría la mitad de un dátil a un templo. Es a causa de esto que este rey pudo alcanzar el Nirvana en su siguiente vida. El ligamen autentico establecido entre nosotros mismos y Buda aparece a partir de la ofrenda más pequeña realizada con sinceridad, antes que cualquier otra donación hecha sin respeto y sin sinceridad. Esto es nuestra práctica de ser humano.”
He hablado ya de las historias de Tozan y de Issan. Al monje zen se le llama también unsui: nubes y agua viva. El verdadero monje debe ser parecido a la nube y al agua. Durante zazen nuestro espíritu no debe quedar atado a ninguna cosa, ni rumiar o estancarse. Igualmente el espíritu no debe volverse no-espíritu, vacio o extático. El verdadero espíritu aparece si no se permanece sobre ninguna cosa. El espíritu del unsui no debe permanecer en ningún lugar. Es semejante al agua, al color de un diamante, sin númen, sin sustancia, sin color. Así puede adoptar todos los colores. Este poder no es el poder de nuestro ego, de nuestra voluntad. Las nubes y el agua, incluso si uno se esfuerza, no pueden ser imitadas. Así pues, al final, debemos abandonar nuestro propio poder, nuestra propia voluntad, nuestras propias categorías. En el budismo se dice que cuando Shakyamuni rezaba, salían rayos de luz de su cráneo, entre sus cejas. Esto se llama gyaku byoku. Los que buscan la Vía, la verdad más elevada, no la pueden buscar más que recibiendo un rayo de esta luz. Evidentemente, no es una luz material, física, no es como una bombilla eléctrica o un faro. Esta luz no está dirigida hacia un fin. No depende del tiempo ni del espacio, pero atraviesa los tres mundos del pasado, del presente y del futuro. Es decir, que no podemos volvernos unsui, apoyándonos solamente sobre nuestras capacidades, nuestros conocimientos, nuestra habilidad. Solamente podemos hacerlo abandonando cuerpo y espíritu, y cortándonos el brazo como Eka.
¿Cómo actuar? El Tenzo Kyokun, enseña la práctica más alta en nuestra vida cotidiana, a realizar el espíritu del monje autentico en la vida e todos los días. Si el espíritu no permanece en ninguna parte, el verdadero espíritu aparece. Si se está atado y se desea alguna cosa, el espíritu no es auténtico. Durante zazen, concentraros sobre vuestra postura dejando pasar los pensamientos.
“El tenzo, dice Dogen, en la vida cotidiana debe concentrarse únicamente sobre la mejor manera de servir a la sangha. Sin tener miedo de la pobreza.”
En nuestro espíritu aparecen muchos fenómenos, muchos pensamientos durante zazen, y no solamente durante zazen: “Tengo deudas, necesito dinero. Es necesario que encuentre trabajo. Si no tengo dinero no voy a poder comer, alimentar a mi familia”, etc…No podéis ver vuestro espíritu subjetivo de una manera objetiva. Os podéis ver a vosotros mismos: “Soy así, no tan bueno en definitiva. No busco de ninguna manera volverme un unsui. Estoy muy alejado de la práctica de los budas y los patriarcas”. No vale la pena quejarse y gruñir, no vale la pena rechazar la calidad de los ingredientes, de los componentes, de nuestra vida. Es esta vida, esta realidad, vuestra existencia, la que os debéis ofrecer, dar sin rechazar, sin tener miedo de la pobreza.
Dogen dice: “Recordad la historia de la anciana que obtuvo los méritos infinitos ofreciendo el agua de lavar su arroz. Incluso el gran rey Asoka, con toda sinceridad, no pudo ofrecer más que medio dátil. Pero obtuvieron los méritos más elevados”. Maku mozo es muy importante, no os hagáis ilusiones.
Es un koan muy célebre. No os consideréis no grandes ni pequeños. Es maku mozo. No os creéis ilusiones. Sin no se crean ilusiones, el éxito y la suerte llegan automáticamente. “Todo el tiempo en que vuestro espíritu no esta limitado, recibís naturalmente méritos ilimitados”. Si desarrollamos este estado de espíritu en nuestra vida cotidiana, podemos desarrollar el espíritu del verdadero monje zen, el espíritu siempre libre. Haya éxito o no, se debe permanecer siempre calmo. Si se cae en el infierno es igual. Nuestra vida puede volverse apacible y no caer en la ilusión. Incluso vuestro cuerpo, incluso vuestro espíritu, no son tan importantes.
Claro que desde el punto de vista del ego, llenan todo el universo. Pero desde el punto de vista del cosmos, no sois realmente tan importantes. Incluso Napoleón, no es en absoluto importante. Y esta cosa tan poco importante, solamente esta cosa de ahí, la que puede realizar el espíritu autentico, el espíritu de Buda, el espíritu del monje zen. Dogen dice: “El verdadero ligamen establecido entre uno mismo y Buda nace de la ofrenda más pequeña, la más ínfima la más insignificante, realizada con sinceridad”. Esto es nuestra práctica de ser humano.
Continuará...