Kusen de Étienne Zeisler sobre el "Tenzo Kyokun" del Maestro Dogen [13/..]

KUSEN

 (enseñanza oral durante zazen)

"TENZO KYOKUN"

del

Maestro DOGEN

Comentarios de Ètienne Zeisler


 [13/..] 

3 de agosto 1986 (20:30 h)  

Es importante que todo el mundo se lave al menos un vez al día. Cuando paso entre vosotros durante el kin-hin, a veces hay olores bastante fuertes. Debéis tener cuidado de vuestro cuerpo. Debéis ser respetuosos con los demás, no debéis molestarlos.

Dogen dice: “Cuando coméis un grano de arroz, os convertís en el monje Issan. Si añadís un grano, os convertís en la vaca. A veces la vaca se come a Issan, a veces Issan hace pacer a la vaca. Cuando hayáis comprendido todas estas cosas y seáis capaces de efectuar tales cálculos, volved a cero. Y cuando hayáis comprendido todos los detalles, explicadlos a los otros según vuestras capacidades. Sed creativos en vuestra práctica. Ved la vaca y a Issan como unidad, no como dos, aunque temporalmente se muestren así. En vuestra vida cotidiana no olvidéis esto ni siquiera un instante.

Si alguien viene al templo para ofrecer un don de dinero o para comprar comida, hablad con los otros responsables a fin de ver como se puede utilizar ese dinero. Es una costumbre de la sangha desde los tiempos antiguos. Para los otros dones, que se hayan de distribuir entre sus miembros, consultad a los responsables, no paséis sobre su autoridad, y no toméis ninguna decisión más allá de vuestra responsabilidad personal.”

Cuando coméis un grano de arroz de Luling, os convertís en Issan. Luling es una región cuyo arroz es muy reputado. Un día un monje había preguntado a Seigen: ¿Cuál es la esencia del budismo? Seigen le respondió: ¿Cuál es el curso del arroz de Luiling? En el mondo, la gente quiere siempre respuestas exactas, fijas. Pero todas las cosas son impermanentes, no hay nada verdaderamente fijo; ni incluso la esencia del budismo, ni incluso el Dharma. Es por esto que resulta imposible expresarlo.”

Un monje preguntó un día: ¿Qué es Buda? El maestro miró al altar. Había dos estatuas; una sentada y otra de pie. Respondió: “A veces sentado, a veces de pie”. El Dharma vivo, la religión viva, se encuentra en vuestra vida cotidiana, en el mundo en movimiento, en el mundo cambiante. Así pues, los viejos koans, las viejas historias, no se pueden coger completamente. Son solamente ejemplos, metáforas. Sensei decía: El verdadero koan es nuestra vida”.

Cuando coméis un grano de arroz de Luling, os convertís en Issan. Si añadís un grano, os convertís en una vaca. Esto se refiere a una historia de Issan.

Issan dijo un día a sus discípulos: “Cien años después de mi muerte, renaceré en forma de vaca. Pertenecerá a alguien que vivirá en el fondo de esta montaña. Sobre su costado derecho estará escrito: “Yo soy Issan”. Ahora bien, si decís que la vaca soy yo, os habréis equivocado, porque está claro que es una vaca. Pero si decís que esto no es más que una vaca, os habréis equivocado también, pues esta seré yo. No vale la pena pensar: ¿Quién es Issan? ¿Acaso Issan se va a reencarnar en una vaca? Debéis preguntaros más bien: ¿Quién soy yo? ¿Donde puedo encontrar mi verdadero ego? ¿En el corazón, en el vientre, en el sexo?

Un día, se está cansado, al día siguiente se está en forma. Se cambia continuamente. Vuestra conciencia también cambia sin cesar, nada es fijo, nada se para. Así pues, el ego es inasible. Se puede ser cualquier cosa, incluso una vaca como Issan.

Algunos son como vacas, otros como hipopótamos. Durante kin-hin, algunos resoplan: “buf, buf”. Hay jirafas y pequeños ratones, no solamente vacas. Pero, por otra parte no se puede decir que no se sea más que una vaca y que el yo, el ego, no existe. Es fluctuante como el curso del arroz, o del azúcar, o del oro.

He hablado varias veces del “punto”, se podría decir el punto entre Issan y la vaca. Es difícil de explicar. Si coméis un grano de Luling, os convertís en Issan. La vida nos es dada por la comida. Nosotros utilizamos esta vida para hacer zazen. Pero comer arroz no es suficiente. Si añadís un grano, si coméis demasiado, os volvéis una vaca. Si no practicáis zazen, utilizáis solamente vuestra imaginación. Esto no es en absoluto eficaz.

Zazen no es psicología. Zazen no es filosofía. No es un éxtasis. No es un “ismo”. Cada persona es diferente. Cada karma es diferente, pero con este cuerpo y espíritu, a partir de la vaca, cada uno puede vivir la Vía de Buda. Dogen dijo: “Sed creativos en vuestra práctica, ved a Issan y a la vaca como unidad aunque temporalmente no sea así”.

En vuestra vida cotidiana no olvidéis esto ni siquiera un solo instante. Algunos se quejan continuamente, esta siempre insatisfechos. Siempre tienen el deseo o el anhelo de comprender la Vía. Pero la Vía de Buda no depende ni nuestros anhelos, ni de nuestras esperanzas. El Dharma no depende de nuestras opiniones. Sin embargo, el Dharma, esta verdad infinita, incluye todo, incluso nuestras opiniones, incluso nuestro lado ruidoso y alborotador. Reunir en nuestra vida, en nuestras acciones, en nuestra comprensión, esta contradicción, es el momento en el cual “Issan hace pacer a la vaca”, el momento apacible de la perfecta libertad interior. 

 Continuará... 

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