La vigencia de Dogen, 800 años después...

La vigencia de Dogen, 800 años después

AHORA, 800 AÑOS DESPUÉS DE su nacimiento, Oriente y Occidente comienzan a volcar la mirada en la figura de Dogen. Encerrada durante siglos dentro de los círculos de la escuela Soto, su obra ha permanecido fuera del alcance de buscadores de la verdad procedentes de todas las tendencias. Sólo a partir del siglo XX, algunos de sus libros han comenzado a ser conocidos en Occidente. En Japón su influencia tampoco era suficientemente reconocida , ni incluso en los círculos relacionados con la práctica del zen. Kodo Sawaki, en tierras niponas, y Taisen Deshimaru, en Occidente, han contribuido a un conocimiento reciente de Dogen.

    Nacido en 1200, Dogen estuvo en diversos templos de su pais, pero, finalmente, cogió el barco y se fue a China a la búsqueda de un verdadero maestro de la transmisión. Encontró al maestro Nyojo. Un día Nyojo golpeó a un joven monje adormecido gritando "¡Shin jin datsu raku!" ("¡Abandonar cuerpo y mente!") Dogen despertó subitamente. Convertido en el sucesor de Nyojo, Dogen volvió a Japón. Cuando quisieron saber qué había traido, Dogen declaró: "He vuelto con las manos vacías. Todo lo que puedo deciros es que los ojos están horizontales y la nariz vertical. Día tras día, el sol sale por el este y el gallo canta al alba."

    Años más tarde fundó el templo de Eihehi-ji ("El templo de la paz eterna") e inició, junto a la práctica de zazen con sus monjes, la redacción de sus obras más conocidas: Fukanzazengi ("La reglas universales para la práctica de zazen") y, sobre todo, el monumental Shobogenzo ("El tesoro del ojo de la verdadera Ley") en más de noventa volúmenes. "Para hacer zazen conviene una habitación silenciosa. Comed y bebed con sobriedad, rechazad todo compromiso y dajad de lado todos los asuntos. No penseis:`Esto está bien, esto está mal´. Cesad todos los movimientos de la mente consciente...", escribe en el Fukanzazengi.

    Dogen puso especial hincapié en la práctica, en zazen. Esta es la transmisión que el maestro Deshimaru trajo a Europa y a Occidente. Pero de la práctica de zazen de Dogen surgió un torrente de ideas, mensajes y textos que ahora, ocho siglos más tarde, recobran una validez, para muchos, insospechada. Dogen habla del equilibrio entre hombre y naturaleza: ya mantiene puntos de vista de equilibrio ecológico, pero desde una visión profundamente espiritual, no meramente utilitarista.

    La responsabilidad ética, nacida de una profunda unidad cuerpo-espíritu, es otro de los puntos que intelectuales japoneses y occidentales han redescubierto en los últimos años. En el plano filosófico la influencia de Dogen no ha hecho más que empezar, dado que su obra es aún poco conocida. Por ejemplo, en castellano ni siquiera ha sido traducida. Ya no digamos, anotada, explicada y comprendida. Y en otras lenguas ocurre algo parecido, excepto en inglés o, en algún caso concreto, en francés.

    A pesar de este desconocimiento, cada día son más las voces de filósofos que se acercan a Dogen a conocer su visión del tiempo o del ser. Algunos de ellos han manifestado públicamente que el aspecto religioso, de práctica de zazen, puede ser un punto clave en la formulación de una espiritualidad -práctica, profunda, esencial y compatible con cualquier situación y tradición- para el siglo XXI. Es la práctica de la unidad cuerpo-espíritu que el maestro Taisen Deshimaru transmitió desde que llego a Europa en 1967 hasta su muerte en 1982.

Reproducción literal del:
Editorial de la Revista ZEN, (Revista de las Asociaciones Zen de España),nº15  Año 2000

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