Queridos amigos,
Estamos ya en la octava semana de confinamiento. El tiempo se nos hace largo a todos y lo es también para nuestra sangha. Durante todo este tiempo, los dojos han permanecido cerrados, así como nuestro templo Seikyuji, que Gregorio ha tenido la amabilidad de cuidar.
En el gran templo de La Gendronnière, los residentes han permanecido confinados también.
En toda la sangha, en los dojos y en la AZI se invita a los practicantes a que continúen honrando sus cuotas, para poder así pagar los gastos fijos. Se ha hecho también un petición de fuse para participar en el mantenimiento costoso del templo de la Gendronnière.
Si me estoy dirigiendo a vosotros ahora, es porque nuestro templo también necesita nuestra atención. Durante dos meses no hemos podido organizar ninguna sesión, y todavía no se sabe cuándo podremos volver.
Practicamos, no tan sólo como individuos, sino sobretodo como sangha, que es un único cuerpo en el interior del mismo océano. Dentro de este océano, todo es intercambio, ofrenda y entrega.
La vida se perpetúa en el interior de este movimiento y por minúscula que sea la mas pequeña acción manifiesta la realidad universal de nuestras vidas.
Germer, poeta y amigo de Goethe, soñó con que la existencia de la humanidad, era como un único gran árbol constituido por una gran diversidad de hojas, raíces, ramas y flores.
Sobre esta tierra y en nuestros sueños caminamos en compañía.
De mi alma a tu alma
Raphaël