Para los practicantes del Zen, el cierre de dojos y templos, durante este período de confinamiento  ha sido la ocasión para crear  nuevos hábitos: hacer zazen en casa pero en conexión con otros, escuchar enseñanzas por videoconferencia... La vida de la sangha ha continuado, a veces incluso revitalizada por este contexto de salud inimaginable hace sólo unas semanas.
Durante todo este tiempo en Seikyuji, el gyoji de zazen y samu se ha mantenido gracias a la presencia de un monje que ha estado confinado  allí. Cada mañana y cada tarde, practica zazen solo, junto con los pájaros y los olivos del campo. Este es el milagro de nuestra práctica: practicamos solos en nuestra intimidad y al mismo tiempo juntos, con  de todos los seres
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El mantenimiento del templo ha podido seguir: limpiar, desherbar, cortar, plantar...
Continúan los trabajos en el pasillo que conecta la casa con los servicios, y se está terminando el altillo del almacén. También se ha retomado el huerto y, como novedad este año, se han plantado tomates que no necesitan ser regados! 
Así que ahora es cuestión de pensar en dar la bienvenida a la sangha. Un grupo de trabajo está estudiando las medidas concretas de protección e higiene que deberán adoptarse y hemos ya encargado los productos y equipos necesarios para ello.
Pronto algunos practicantes del dojo de Sevilla irán al templo a practicar durante un fin de semana para probar el protocolo de seguridad sanitaria, y un practicante de la región vendrá al templo todas las tardes para hacer zazen.
Se va acercando ya el momento de los  retiros de verano. Os iremos dando  los detalles de cómo se organizarán. Sin lugar a dudas las medidas de protección que tendremos que tomar para asegurar que cada uno se cuide a sí mismo y a los demás, se convertirán en  nuevos gestos, nuevos pequeños rituales que se integrarán, durante un tiempo, de forma natural en nuestra práctica de la Vía. 
¡Que alegría  poder practicar juntos de nuevo en nuestro hermoso templo de antigua pureza!

