Para recibir, para ofrecer el Dharma...

"El más caudaloso de los ríos no puede añadir ni una sola gota al jarrón que ya está lleno."

Para recibir, para ofrecer el Dharma no se puede estar lleno, lleno de uno mismo, embriagado por las propias palabras, embriagado por la propia mente, por las convicciones. Ofrecer, recibir, es lo único que hay, es la esencia misma de la vida, todo se transmite así.
Recibir, ofrecer el Dharma, no estar lleno, ni siquiera de Dharma. Es como en zazen, nuestro cuerpo, nuestra mente ya conocen zazen, mucho antes, hay una memoria antigua que ya conoce zazen. Por eso la gente que está aquí al principio de todo quedaron conmovidos por esta postura.
Hace algunos años se hablaba de la memoria del agua. En cada uno de nosotros hay algo que ha reconocido, reconocido el zazen, reconocido la Vía, no es una invención nuestra, pertenece al patrimonio genético de cada individuo.
Recibir, ofrecer el Dharma , para ello hemos de ser libres, hemos de estar disponibles. Entonces es como recuperar algo olvidado, algo perdido desde hace mucho tiempo, como un viejo amigo. Es Buda que vuelve a Buda, zazen que se vuelve zazen.

Raphaël Dôkô Triet, La Gendronnière, agosto 2008

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