Todo asunto debe ser tranquilizado...
“En zazen, cualquier preocupación, cualquier compromiso
debe abandonarse y todo asunto tranquilizado.” Aunque durante la jornada se
haya estado muy ocupado, cuando se entra en el dojô se abandona todo asunto,
todo compromiso, toda complicación mental. La manera de abandonar cualquier
preocupación, de calmar cualquier preocupación, no consiste en tratar de
suprimir la preocupaciones que se puedan tener y que volverán a la superficie y
llegarán a la consciencia durante zazen. Si se trata de suprimir los
pensamientos, si queremos, voluntariamente, abandonar una preocupación, ¡se
vuelve una preocupación suplementaria! Queremos hacer un “buen” zazen, queremos
estar bien concentrados, estamos molestos con los pensamientos que surgen,
tenemos ganas de rechazarlos. Es como echar aceite sobre el fuego: en vez de
apagárlo, lo activamos.
Así, volvemos a la recomendación de Kodo Sawaki: “si
queréis parar el combate, cesad el fuego inmediatamente.” En zazen, se debe
abandonar decididamente todo espíritu de selección o de rechazo; se ha de ver
sólo lo que es, lo que se presenta tal cual es: solo eso. El maestro Sosan decía: “Penetrar la vía no es
difícil: tan solo es necesario no tener ni amor ni odio, ni elección ni
rechazo.” Sin buscar eliminar los
pensamientos, los acogemos sin dejarnos invadir por ellos, sin darles
importancia, sin ponerles energía. Si nos aplicamos en movilizar nuestra
energía en la postura, la agitación mental se calma. El maestro Deshimaru solía
comparar el zazen con depositar sobre la mesa un vaso de agua turbia y dejar de
agitarla. Rápidamente los posos se depositan en el fondo del vaso y el agua se
vuelve clara. Los posos no desaparecen, pero se vuelven inofensivos.
Por
supuesto que no se está siempre totalmente concentrado en el cuerpo y en la
respiración, pero volvemos a ello tan rápido como es posible. Con la costumbre
de zazen, cada vuelta se hace de forma más automática, natural, y constituye un
“soltar lastre” de cualquier otra preocupación. Una sola cosa se hace
importante: estar plenamente sentados y solamente sentados. Es por lo que la
esencia de nuestra práctica consiste en practicar shikantaza: solo
sentarse. Dejamos, igualmente, de lado “todo asunto”. En zazen no estamos
atareados. No hacemos nada. Las manos no cogen nada, no construyen nada y el
mental tampoco. No hay nada que hacer, solamente estar sentados
tranquilamente y ver la realidad como es, sencillamente.Tomado de "Manual de meditación zen"
Roland Yuno Rech, maestro zen.
Manual de meditación zen- Las enseñanzas del maestro Dogen
Editorial Milenio, ISBN 978-84-9743-7020-2