La fe justa (3/5)

LA FE JUSTA (3/5)

La fe en los Tres Tesoros

Durante zazen, gracias a la concentración en el cuerpo y en la respiración, podemos recuperar inconscientemente la unidad natural que existe entre cuerpo y mente, o también entre este cuerpo-mente y todos los elementos o agregados de los que depende para existir. Esta unidad recuperada permite profundizar la fe en la práctica pues es fuente del despertar. En el momento en que despertamos, se instaura una profunda fe. Una fe en el Buda, puesto que vivimos la misma experiencia que él, una fe en su enseñanza y una fe en la comunidad –sangha– que sigue esta enseñanza y con la que practicamos.

Hacemos voto de respetar estos Tres Tesoros, de obedecerlos, de armonizarnos con ellos. De esta manera se convierten en objeto de fe, pero no en tanto que objetos desconocidos, misteriosos, inaccesibles, hacia los que se tendría una creencia sin verificar. Estos Tres Tesoros los podemos experimentar muy concretamente en nosotros mismos. Buda, a través de la enseñanza que se recibe o que también se puede buscar en el linaje de maestros y maestras de la transmisión, Dharma, estudiando los sutras o el Shôbôgenzô, y Sangha, con la que practicamos, que es un Tesoro pues en ella encontramos buenos amigos de la Vía, cuya práctica y presencia estimulan la propia práctica y el espíritu de despertar. Así que, la Sangha es algo que podemos experimentar y en lo que podemos creer sin que repose en una vaga creencia.

Roland Yuno Rech.

Traducción al español de Elena Jokai Parra

Tomado de la Revista Zen nº103, Enero/Febrero 2024 de la ASOCIACIÓN ZEN INTERNACIONAL

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